En estos últimos meses he podido ver como amigos y amigas, parientes y familiares han sucumbido ante la bestia vil de un capitalismo desenfrenado.
Veo como han tenido que recurrir ha vender sus carros, como postergan la compra del calzado para l@s chiquill@s, a pesar de que - dicho a la bretón - los deportivos respiran más que calzan. Y veo como, después de haber pagado miles de Euros de intereses a los bancos por una hipoteca para financiar el sueño de la casa o el piso en propiedad, tiene que malvender el inmueble o soportar que se lo embarguen, terminando en alquiler o en casa de sus padres y madres.
Veo como hombres y mujeres - combativ@s sindicalistas hasta hace pocos meses - agachan la cabeza ante las injusticias y los abusos, por miedo a ser l@s siguientes a quien toque ser despedid@.
Y veo como una sociedad entera se sume en el letargo de quien no cree - ni confía - en que esto tenga solución.
Yo he tenido que cambiar de trabajo - viendo como se reducen mis márgenes de maniobra y el tiempo sobre el que disponer. Y las pocas horas que no estoy bañando hasta las orejas en aceite, las tengo que dedicar a la familia - que no significa otra cosa que afrontar un panorama de creciente mal rollo, y dar vueltas (y más vueltas) a la organización financiera doméstica, con el afán de reducir gastos y superar el mal trago.
El Internacionalista se ha despedido por un tiempo - cosas de la vida, dirán un@s - y yo he tenido que aparcar algunos proyectos. A decir la verdad, no he tenido ni tiempo (ni tengo) de fisgar por la geografía de los blogs.
El sindicalismo moderno y la Izquierda moderna
Parece que todo el mundo está agazapado en las trincheras a la espera del siguiente obús. L@s particulares y las organizaciones sindicales y políticas de izquierda incluidas.
Estas organizaciones se han transformado en gestoras de sí mismas o, que es lo mismo, se han modernizado. Por lo poco que leo en prensa - entretenimiento indispensable pero por caro prestado -, la mayor dedicación de una organización como IU está centrada en averiguar cómo sobrevivir: Como sobrevivir al frente de la organización - que no es lo mismo que la supervivencia de la organización.
Cuando decidí publicarme como Republicana, lo hice con toda la convicción por delante que ayudar a propagar el republicanismo es una máxima. El republicanismo como antítesis del mito de la sangre azul. Hoy por hoy, y no es casualidad, el republicanismo se entiende como sinónimo de izquierdismo. Me place la idea; soy izquierdista radical, entendiendo el marxismo como la raíz de toda superestructura ideológica de la Izquierda (con mayúscula).
Y estando en abril, como estamos, toca otra vez aniversario. Ayer, camino de de esa cesta de compra - cada vez más cara y cada vez más chica -, me sorprendió una bandera republicana ondeando en la fachada de uno de los bloques de Nueva Sevilla. Por grata, esa sorpresa no hizo sino confrontarme otra vez con la pregunta de que cuánto vale el republicanismo si se promulga vacío de los contenidos políticos más genuinos.
Lo mismo me pasa con los sindicatos: están ahí, afilian a trabajadores y trabajadoras, y son el estandarte institucional visible (y sonante) de la lucha obrera. Pero como organizaciones han quedado reducidas a gestoras de sus fondos, más que como avanzadilla de la lucha por los derechos de los trabajadores y de las trabajadoras.
Los actos conmemorativos por la República
He visto que el otro día, en Castilleja, nuestra Izquierda Unida participa de esta feria conmemorativa con un acto local. Yo no pude ir; el trabajo me lo impide. Pero aunque pudiera ir me preguntaría: ¿Está haciendo IU todo lo que tiene que hacer para que l@s vecin@s entiendan que representa políticamente ser republican@?
Conmemorar la II República puede terminar siendo un acto de fe, condimentado de melancolía - igual que defender el advenimiento de la III puede terminar siendo una proclama similar a la del día después del juicio final. Si no defendemos posturas políticas claras, tangibles e identificables... por mucho que las titulemos no significarán nada.
Yo les deseo a l@s amig@s izquierdistas en Castilleja de la Cuesta que, además de tener la tenacidad y la capacidad de conmemorar - merecidamente - el aniversario de la II República, que tengan el aservo y la inteligencia de trabajar por la III República.
Aunque la mona se vista de seda mona se queda
Sobre los estrechos lazos que unen al capitalismo y al fascismo se ha escrito tanto que no voy a pretender decir nada nuevo si comparo a las víctimas del presente de la ferocidad implacable del liberalismo globalizado, con las víctimas de los campos de concentración nazis o del garrote vil y de los fusiles franquistas. (Sólo hay que recordar los textos de Hannah Arendt, al respecto.) Pero no nos olvidemos de que la Francia republicana está desahuciando a la población trabajadora de exactamente la misma manera que la España monárquica. Si no sabemos explicar que el Republicanismo por el que luchamos, es uno que conecta con la tradición histórica a la vez que la trasciende y encamina hacia la liberación del capitalismo, entonces no hemos conseguido dotar de sangre, carne y alma el concepto de republicanismo.
Desde el Terror que sucedió a la Revolución Francesa - propagandísticamente explotado al máximo por la política de márketing capitalista - tenemos l@s republican@s una doble obligación: Defender el Republicanismo y explicarlo.
Al capitalismo le da perfectamente igual de qué instrumentos se dota y que tácticas utiliza para conseguir mantenerse en el poder, expandir y combatir cualquier amago de amenaza para su permanencia: En donde tiene que comulgar con estructuras republicanas, lo hará exactamente igual de conforme que en donde tiene que convivir con sucesiones hereditarias monárquicas. El capitalismo es camaleónico por definición. Lo único que le interesa es conservar las estructuras que le permitan seguir maximizando ganancias. Y estas estructuras son exquisitamente antidemocráticas en el más estricto sentido de la palabra, en donde se entiende como antidemocrático que se soslayan los intereses y la voluntad de la mayoría en beneficio de sus intereses particulares - el primado de los intereses particulares por encima de los intereses generales.
La "inteligencia" del caputalismo (sic!) consiste en hacer creer que satisfaciendo esos intereses particulares se satisfacen igualmente (o hasta mejor) los intereses generales. O dicho en boca de uno de l@s máxim@s defensores y defensoras de la ideología capitalista: "Si se satisfacen todos los intereses particulares se han satisfecho los intereses generales."
¡Ya!, si en mi casa cada cual cuece sus fideos, al final tod@s comemos junt@s. Lo que pasa es que mi pequeño ni sabe ni puede. Así que así no vamos a ir a ninguna parte. Eso es lo que explicaba la propaganda comunista (mucho menos extendida y mucho menos dotada, pero muy tenaz y - hasta 1.989 - con el respaldo táctico de los países socialistas). Y como este simple mensaje colaba, y calaba hondo entre la clase trabajadora de occidente, el capitalismo se sacó de la manga otro mensaje (en sustancia igual pero logradamente efectista).
La capacidad camaleónica del capitalismo hizo que se inventara el concepto de la economía de mercado social. En donde, economía de mercado = capitalismo; y social = de los restos del beneficio, el compromiso voluntario de "ayudar" a l@s necesitad@s. ¡Quien se lo crea!
La pregunta clave es: ¿Es lo mismo si salto al río a salvar a mi tío para salvar su vida, o salto porque el buen hombre aún no ha modificado el testamento que me declara en herencia universal?
Según el pensamiento "pragmático" del capitalismo da exactamente igual porque lo que cuenta es el resultado: Salvar al tío. Pero de tan pragmático el capitalismo omite que de tal manera el único tío que se salva es el que tiene algo que legar; a mi pobre tía pobre le mandaré un mensaje en una botella.
He ahí la situación en que se encuentra toda esa legión de l@s que conformamos la mal llamada "mano de obra": Mientras hagamos falta para garantizar la producción en aras del beneficio de l@s capitalistas y no causemos problemas (insalvables), somos buenos miembros del sistema (capitalista) y gozaremos del privilegio de ser "salvad@s". Pero ahora hay que reducir la producción y sobramos much@s, muchísim@s. Así que, en todo caso, recibiremos un mensaje en una botella.
¿Y esto por qué? ¿Por que ya no hacen falta en el mundo alimentos (y el hambre al fin se ha erradicado)? ¿O porque producir ahora más alimentos básicos y venderlos no produce los beneficios que aquell@s que se benefician creen necesarios?
Pero así es como funciona esa famosa Ley de la oferta y la demanda en la que dice basarse de forma fundamental este sistema: Mientras tengas 1 euro en en bolsillo te cobraré ese euro, y cuando sólo tengas 50 céntimos, te cobraré 50 céntimos. En realidad el precio de las cosas se define según la "capacidad" de beneficio; y está se define según la capacidad de compra de la gente. Si la gente no tiene para comprar más, produzco menos o despido al personal para producir más barato (y así mantener mis beneficios). Y si tengo que bajar los precios para que la gente compre, les pido algo menos, compro yo más barato (apretando las tuercas a l@s proveedores y proveedoras; por ejemplo a l@s campesin@s), despido a personal (para producir más barato) o me "contento" con beneficios algo menores - durante un tiempo, porque si no se va solucionando cierro la fábrica, ya que que "ahorrado" lo suficiente para vivir del cuento.
En este mismo principio se basa la existencia de estructuras monárquicas: Un rey (o una reina) sólo tienen razón de ser - o sea, de existencia - mientras en el pensamiento cívico exista la duda acerca del principio democrático de la igualdad. La igualdad del beneficio, del dominio de los medios de producción o del nacimiento...
El problema de legitimación del Republicanismo
Mientras desde el republicanismo verdadero (el de izquierda, evidentemente) se insista en arremeter contra la figura del rey porque existe algo así como la figura de la "lesa majestad", pero no se cuestionan los problemas de fondo de esta democracia, en donde si no existiera un rey, sí seguirían existiendo mecanismos de protección legales similares para un@ "presidente" de la república, muchas personas no van a abandonar la estela de la propaganda burguesa (=capitalista) que (por el momento) sí está interesada en sostener la figura del monarca en España.
Lo mismo que muchas personas no abandonan su fe en el capitalismo aún cuando está mostrando en estos momentos su cara más feroz, a la espera y con la esperanza que se solucionen estos "problemillas temporales" del sistema y no les toque a ell@s morder el polvo ahora.
Si las condiciones de vida se recrudecieran - y es muy probable que esto suceda -, entonces ya estará preparada una nota de prensa que convulsionará los corazones españoles y "monárquicos", informando de que la casa real ha perdido algunos de sus miles de millones en el mercado financiero (que será verdad) para mostrar que el rey es exactamente igual que el zapatero de al lado; y ha perdido de su fortuna multimillonaria ese piquito (que por inmenso muestra que es partícipe del verdadero poder y la verdadera riqueza) igual que el zapatero ha perdido sus pocos miles de euros - con la mala pata que en este caso eran los ahorros que iban a darle una cierta seguridad en el momento de retirarse. ¡Qué ironía!, esa muestra democrática de que tod@s nos encontramos entre l@s perdedores y perdedoras. ¡Y que el riesgo ser más ric@ es el de perder más dinero!
La legitimación para reivindicar, evidentemente no puede partir de la peculiaridad capitalista de nuestro particular monarca. Si así de fácil fuera convencer al pueblo, ya habrían despachado a la nobleza y a la casta banquera.
Y, en el caso específico de Juan Carlos no se qué, tampoco es muy original recurrir a que nos la ha puesto don Frasquito... Eso implica que si nos lo puso él, malo, pero si nos lo pone otr@ o se hubiera puesto él mismo, bueno.
Y, partiendo de los derroteros por los que transcurren "repúblicas" como la americana, tampoco se trata de ensalzar los méritos de una republicanía cualquiera.
Tan ni si quiera podemos simplemente echar mano de las raíces históricas de las primeras polis en Grecia o del concepto político jurídico de las res publica romana. Particularmente desde el conocimiento profundo de la estructura social de las épocas en cuestión.
Pero lo que sí puede postular la izquierda en Castilleja y en donde sea, es que no puede una sociedad basarse en valores, predicarlos y vivir con ellos, en donde una única persona - por nacimiento, sexo o cualquier otra razón - ostente prerrogativas de clase alguna. No puede basarse en estos valores y confiar en que en su desarrollo democrático ha ni despegado hacia unas condiciones de convivencia que merezcan el calificativo de justas.
Esto no sólo afecta a nuestra monarquía (y Juan Carlos) - lo sé. Afecta a la existencia de una casta de polític@s igualmente; y afecta nuestro sistema de reparto de riquezas, en donde bancos (y banquer@s) y empresas enormes (y sus propietari@s) reciben miles y miles de millones de euros para afrontar una crisis del capitalismo (creada por el capitalismo) con el único fin de preservar al capitalismo... mientras millones de personas se ven tiradas al vertedero de la existencia. Y mientras el uso fundamental de esas ayudas multimillonarias es el de preservar las plusvalías - la mayoría de los bancos y las empresas dotadas con fondos públicos siguen escribiendo ganancias y siguen despidiendo personal -, ¿qué hace el rey, ese "baluarte de la democracia"? Se calla y sigue recibiendo billetes.
Si Juan Carlos fuera quien la propaganda del sistema propaga que es... abanderaría ahora la revuelta contra este sistema de parasitismo.
Y yo... me pasaría al bando de l@s carlistas.
Salud y República
Iniciativa para comentar libremente lo que sucede en Castilleja, intercambiar información, desvelar "secretos", crear conciencia y fomentar la rebeldía...
miércoles, 29 de abril de 2009
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