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sábado, 6 de agosto de 2011

Izquierda Unida en Castilleja de la Cuesta

No soy yo una persona que se cree con algún don de predicción. Más bien lo contrario, los avatares de mi vida me han señalado -una y otra vez- que por mucho conocimiento de la actualidad, por muchas conexiones con la historia humana, y por mucha labor de análisis y reflexión que se realice, la realidad siempre se evidencia como una maestra implacable de la vida y -sin molestarse ni si quiera en mostrarte que yerras en algún planteamiento- barre cualquier expectativa que pudieras tener con una eficacia demoledora.


El revisionismo programático de Izquierda Unida en Castilleja de la Cuesta

Hablaba en la última entrada de que es el propio Programa lo que puede inducir a una fuerza transformadora a cometer un error fundamental en el momento de desarrollar las tácticas de lucha, o en el momento de aplicarlas. Y eso, cuando es precisamente la capacidad programática la que debe distinguir a una fuerza transformadora de Izquierdas de otras fuerzas políticas que nunca serán otra cosa que habilidosos y voluntariosos instrumentos del poder.

Esto es en absoluto una paradoja: Como bien lo explica la denominación por sí misma, el Programa de Gobierno es el compendio de las actuaciones ejecutivas concretas que, basándose en el planteamiento ideológico y en la estrategia global, han de servir para conseguir aquella estructura económica, política y social a que una fuerza política transformadora debe aspirar.

En contraste con los programas electorales de los demás partidos políticos, esto significa la siguiente distinción:
Allí donde los programas electorales burgueses son reclamo propagandístico, un Programa de Gobierno de Izquierda debe ser sustancial y explicarse por sus fines y en sí mismo.
Allí donde los programas electorales burgueses son la lista en la carta a los Reyes Magos, un Programa de Gobierno de Izquierda debe aglutinar de manera pragmática lo factible mientras aborda la modificación de las condiciones para que cambie la factibilidad.
Allí donde los programas electorales burgueses son un extracto, pretendidamente atractivo, de los supuestos deseos sociales, un Programa de Gobierno de Izquierda debe afrontar las verdaderas necesidades de una sociedad.
Y allí donde los programas electorales burgueses cumplen una función meramente temporal y no ofrecen ningún otro compromiso que la obligación tradicional de presentarlos, un Programa de Gobierno de Izquierda debe ser un compromiso con la ciudadanía. Es más, desde una organización de izquierdas plenamente operativa, ese Programa debe resultar de un diálogo dinámico con dicha sociedad; la sociedad debe identificarlo como propio. Así, finalmente, es el mandato imperativo por el cual se va a conducir no sólo la actuación institucional sino también la labor política general de dicha organización política de Izquierda.


Ejemplo: 1.282,80 € de salario mensual para el Alcalde

Cuando se distribuye un Programa de Gobierno de Izquierda entre la población para manifestar cuál es el compromiso en el caso de que se acceda al gobierno, se debe aclarar en primer lugar por qué razones se estipula, por ejemplo, una cuantía en la remuneración para un@ Alcalde en el caso que ése o ésta tenga dedicación exclusiva.
Nadie va a cuestionar el atractivo propagandístico que emana de dicha propuesta a secas. Para una población hostigada por la depredación capitalista y confrontada con la ignominia y el particularismo de sus representantes institucionales, una propuesta de este tipo satisface y compensa el cúmulo de frustraciones, resultado del abuso de un grupo de personas que, auto proclamándose representantes de la población, deducen de su posición el derecho a prerrogativas más que discutibles.
Pero, y sin cuestionar la propuesta como tal, el punto programático se queda así, tal cual, no está enmarcado en una malla ideológica, y no deja claro por qué aparece en un lugar destacado... entonces Izquierda Unida comete un error inestimable: trata su propio programa como un programa electoral burgués en vez de como un Programa de Gobierno de Izquierda.

Nadie que esté en su sano juicio va a cuestionar que el tema de los sueldos políticos es, esencialmente, un problema; por el nivel de dichos sueldos, y por la cantidad - pero especialmente por la arbitrariedad que los acompaña. Nadie menos l@s propi@s afectad@s y sus más cercan@s.
Y nadie en su sano juicio va a criticar a quien polemice este problema. Articularlo, cuestionarlo y criticarlo para, después proponer opciones es un ejercicio obligado para quien quiera plantear alternativas políticas reales.
Y, finalmente, sólo quienes actúan de mala fe van a cuestionar la honradez y la disposición de quien hace esa propuesta. Que quien hace esa propuesta está dispuest@ a asumirla cuando le toque es simplemente creíble por una única razón: Ni l@s más dislocad@s se atreverían a este extremo sin la voluntad de cumplirla porque el castigo social y político sería rotundo y ultimativo.

¿Qué se hace con un Programa de Gobierno cuando no se gobierna?

Aquí es donde se asientan las bases del error táctico de Izquierda Unida:

Una vez conocidos los resultados de las elecciones, una vez conocido el hecho que no se había reproducido la situación de mayorías absolutas para gobernar, Izquierda Unida no sólo debió hacer pública su postura de no entrar en ningún gobierno de coalición - como hizo. También debió haber hecho público -en el mismo momento y en el mismo medio- los puntos angulares de su Programa de Gobierno que iba a defender, desde la independencia y desde las necesidades palpables y notorios del municipio y de sus vecin@s.

Y de esta manera, habría hecho públicas las prioridades necesarias, postergando a un plano secundario aspectos de menor entidad. Quizás entonces habría afrontado estos dos primeros meses de una manera más relajada, pudiendo poner en evidencia la lucha eterna de los dos grandes partidos, máximos exponentes y defensores del funcionamiento de este sistema político, por las prerrogativas financieras.
Porque, no nos engañemos, de lo que se trata en esta primera fase (los Plenos de organización, como se llaman), es de llegar a algún acuerdo de cómo se reparten los frutos maduros de las arcas públicas en beneficio de los partidos y sus representantes.
Aquí Izquierda Unida debió simplemente hacer lo siguiente:

1º) Destapar las intenciones de los dos partidos burgueses de repartirse poder y finanzas públicas.
2º) Intentar impedirlo, reduciendo el gasto político institucional y rompiendo la concentración de poder.


Cuando el adonis comete un fallo todo el mundo sufre - cuando lo comete un enano todo el mundo se ríe

Después de dedicarle horas a la lectura en los diferentes medios, no he podido sacar otra conclusión que Izquierda Unida ha luchado, con éxito, por conseguir lo segundo. Sólo l@s defensores y defensoras más dogmátic@s lo van a cuestionar pues, ¿no damos tod@s por sentado que las fuerzas políticas luchan por el máximo de dinero y máximo de poder?
Entonces, ¿cómo se explica que el poder se haya reducido y el gasto público también si no es porque alguien ha roto la baraja? ¿Porque Saulo (PP y PSOE) de pronto se ha transformado en Pablo? Imposible de presumir, observado el comportamiento de estas dos fuerzas políticas burguesas en el resto de ámbitos pero también en Castilleja de la Cuesta.

Pero también tengo que sacar la conclusión que Izquierda Unida no hizo lo primero: No destapo nada o, cuando lo hizo o empezó a hacer, sucedió en medio de una defensa de que "salario para el Alcade sí o no", "una cantidad sí o no".

Sin lugar a duda, el "sueldo del Alcalde" a sido el chino que ha hecho tropezar al enano, a Izquierda Unida. ¿Porque no han cumplido (o incumplido) su Programa de Gobierno? Pues ésta quizás sea la única razón imposible de aplicar: No sólo porque no gobiernan -y nadie va a cuestionar que ni Tomás Arias, el Concejal de Izquierda Unida es el Alcalde, ni hubiera recibido una cantidad ni va a recibir otra. Sino también por una cuestión de taxonomía: Izquierda Unida se había comprometido a gobernar con un Alcalde que percibiera como salario dos veces el Salario Mínimo Interprofesional. Pero también había dejado plasmado en su Programa de Gobierno que el Alcalde estuviera "liberado" (como se dice). En consecuencia, Izquierda Unida ha tenido que debatirse entre dos aspectos -la liberación y el coste de la misma-, teniendo enfrente ambiciones por parte del partido gobernante muy por encima del salario de que partía Izquierda Unida.
Así pues, si Izquierda Unida hubiese actuado en defensa a ultranza de su propuesta de salario sin permitir resquicio alguno al respecto, se habría expuesto a la crítica de incumplir otro aspecto de su Programa de Gobierno: el de cederle al Alcalde la dedicación exclusiva.
De tal manera habrían cosechado críticas -por incumplimiento de Programa- de quienes querían a un (es este) Alcalde liberado; igual que ahora cosechan críticas - evidentemente por parte de aquellas personas que no quieren a ESTE Alcalde liberado.

Afirmo rotundamente que el error, la piedra en la que ha tropezado Izquierda Unida, ha consistido -no en entrar en un debate de cantidades; eso ha sido necesario seguramente para poner en la conciencia de la ciudadanía los abusos que al respecto se están cometiendo- en dar un tercer paso innecesario y gratuitamente polémico después de dos pasos correctos:
Dieron el paso de tematizar públicamente la cantidad del salario político. Y dieron el paso de hacer una Propuesta en el sentido de su Programa de Gobierno en el respectivo Pleno.
Entonces, ¿cuál fue el error? No haberse abstenido en las decisiones posteriores, una vez que las dos fuerzas burguesas rechazaran la Propuesta de Izquierda Unida.

En puridad, ¿cuál es la diferencia?

Hay dos: Primero que el Alcalde se habría llevado su sueldo preferido de 35.720,12 €. Y segundo que no se habría reeditado el Pleno para este asunto y nos habríamos ahorrado todo lo demás.

Que a Izquierda Unida le habrían llovido duras críticas por abstenerse de votar la propuesta del PSOE, facilitando así un sueldo a voluntad del Alcalde. Sin lugar a duda.

Pero eso iba a ser inevitable -como afirmo arriba- sin "violar" otro aspecto del Programa de Gobierno que consiste en la propia liberación. De hecho, en los diferentes medios y después del Pleno en que el Alcalde se quedó sin sueldo, arreciaron precisamente las críticas contra Izquierda Unida (aunque no sólo contra IU) por haber "permitido" o "causado" esta situación. Flotaban entonces en el aire tufos de revanchismo, castigo y afanes carroñeros. O sea que ya se apuntaba lo que iba a suceder si se reeditaba la sesión: Se hubiesen cargado las tintas virtuales contra Izquierda Unida de una manera visceral y desmedida.
En psicología esta situación se caracteriza como double-bind. Hiciera Izquierda lo que hiciera, iba a "cargar con el muerto". Y eso se debe a que el planteamiento inicial de plantar batalla por el sueldo del Alcalde fue un error fundamental. Una vez cometido, insisto, la única forma de salir de esta situación de la manera menos sangrante posible era lo que propongo arriba: Terminar absteniéndose después de ver rechazada la propia propuesta.


Cuando lo que es bueno para el pueblo no tiene por que ser bueno para un@ mism@

Un Antonio Hernández que en otros momentos visitaba este blog con comentarios realmente interesantes, menciona una cuestión que no es baladí en la última entrada de blog del Grupo Municipal de Izquierda Unida, en un comentario:

Detecta Antonio que, poniendo en riesgo Izquierda Unida unos supuestos intereses propios, por ejemplo de imagen, Izquierda Unida se ha decantado por la defensa de los intereses públicos a costa de sus genuinos intereses como "mera" Coalición Electoral.
No estoy de acuerdo con Antonio: Izquierda Unida no pudo nunca tener en estos temas que nos ocupan aquí, interés alguno que no fuera exactamente equivalente con los intereses públicos. DE hecho, yo no aprecio intereses encontrados en ningún momento. Lo que quizás haya querido expresar Antonio (con perdón por interpretar sus palabras corrigiéndolas) es que Izquierda Unida ha dado una muestra indefectible de actuar con coherencia política (incluso después de cometer errores importantes), exponiendo su rédito público al margen si obtiene beneficio mediante manifestaciones de simpatía o no.

Hacer lo que hay que hacer, en cada momento y en cada situación, debería ser constitutivo de toda fuerza de progreso. Indistintamente del precio que hubiera que pagarse por ello. Eso es un distintivo de una fuerza de Izquierda de verdad.

Los consejos que yo daría al representante institucional de Izquierda Unida, Tomás Arias, al respecto, ya están resumidos en dos comentarios en su blog: pinchar aquí.

Una apreciación final: Indistintamente de otras valoraciones ideológico políticas, yo dejaría de visitar tan ni si quiera ciertos blogs.