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viernes, 26 de diciembre de 2008

Mi carro...

El PSOE no puede estar más de acuerdo...
Y el PP lo suscribe al 101 %...

Queda por saber lo que dirán ambos partidos partidarios del bipartidismo a la inglesa pero con los vicios ibéricos cuando tengan que acordarse de Manolo Escobar, porque resulta que nos han robado el carro pero primero nos han descargado al monarca y a toda su prole.

Cuando corrían aquellos tiempos de las mayorías absolutas e, incluso, cuando todo marchaba sobre las ruedas del AVE económico, nadie se preocupaba de quién era quien tiraba del carro.

Ahora que nuestr@ capitán ha metido las ruedas del carro (y de la caravana entera) en el lodazal, se escucha por todas partes el grito de "tod@s a tirar".

Lo que a mí me llena de curiosidad es la cuestión de cuándo se cambia el símil del carro por el del Titanic, y el grito de "tod@s a tirar" por el de "sálvese quien pueda".

En todo este jueguecito de mensajes (navideños o extremeños) nos olvidamos con suma facilidad que del carro, lo que es tirar, siempre hemos tirado l@s mism@s: las bestias de tiro.

Nunca las bestias de tiro nos hemos subido al carro para que tiren de nosotr@s. Aunque sí nos han hecho creer más de una vez (y hasta lo han conseguido) que el esfuerzo de tirar del carro vale la pena (casi bajo cualquier circunstancia) porque el carro es nuestro. Ya, como la riqueza resultante del PIB, como las acciones y como las plusvalías que se generan basando la riqueza en una producción orientada en las ganancias en vez de en las necesidades...

Y los puestos de trabajo... Que son nuestros mientras que sirvan para aumentar las plusvalías y las ganancias de quien los oferta en el mercado laboral. Pero que dejan de serlo cuando ya no sirve para nada. ¿Que el trabajo no sirve para nada? No, el trabajo siempre sirve... para producir y generar todo aquello que el ser humano necesita en su desarrollo y en la gestación de unas condiciones de vida dignas y de común interés. Pero como la definición del valor del trabajo está supeditada a quien posee y domina los medios de producción, éste pierde o gana en valor según el valor (en el mercadeo, que no en el mercado) que se le atribuye al resultado del trabajo.

¿A quién sirve este método de medir el valor del trabajo? A quien se lucra con él. A quien, para conseguir unas plusvalías, unos beneficios destinados a enriquecerse, le interesa disponer de mucha "mano de obra" fácilmente disponible, dócil y barata.

Nos hemos acostumbrado de tal manera a este sistema de valoración que, igual que los animales hambrientos guiados por sus instintos, estamos dispuest@s a repartir zarpazos a diestro y siniestro con tal de preservar los restos de la comilona para nosotr@s mism@s. Con esta táctica se ha conseguido que reemplacemos cualquier concepto de solidaridad de la manada, el instinto de grupo y la acción conjunta, por la lucha individual de supervivencia.

Así es como se explica que ante el método de Oferta Pública de Empleo que se practica, por ejemplo, en este nuestro Ayuntamiento, la mayoría de nosotr@s optemos por callarnos, aguantar el tirón y esperar la siguiente oportunidad... A ver si nos toca - como en la lotería.

Nos estamos dando palos, empujones, y hasta estamos acuchillándonos entre nosotr@s por la espalda con tal de que se nos llame para tirar del carro y dejar nuestra salud y nuestra vida en ello. Porque sabemos que el poco forraje que queda se va a repartir exclusivamente entre los animales de tiro - aunque sea escaso y de mala calidad.

Así que estamos habituad@s a tirar del carro, aguantar el tirón, callarnos y alegrarnos por cada bocado que caiga en nuestra boca... porque tenemos miedo de que llegue el día que no caiga nada.

Mi mensaje "navideño" a Juan Carlos (con el que me permito la licencia del nombre sin apellidos porque es él quien insiste en ello) y a tod@s aquell@s que están completamente de acuerdo con él, incluso hasta en el 101 %:

Señoras y señores, no tenemos ningún problema en tirar del carro. Estamos acostumbrad@s a hacerlo. Es nuestro sino. Si no lo hiciéramos nosotr@s el carro se quedaría tirado en la carretera.
Queremos seguir tirando del carro, con la convicción y la confianza que va a ser para el bien común, y en la dirección correcta.

Así que: ¡Dejen de decirnos que hagamos lo que, de todas maneras, llevamos haciendo desde siempre y... bájense del carro!

P.D.: He tenido acceso después de escribir esta entrada a este artículo (pinchar).

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